Fuimos a desayunar en un bar en Laza y procedimos a caminar en dirección a Soutelo Verde y Tamicela. No me sentía muy bien y las ampollas del pie izquierdo me estaban afectando mucho. Cada vez que pisaba, me dolía. Cometí un error: le había puesto una piel de plástico a la ampolla y cuando me la quite, desgarre la piel y se quedo la parte si ninguna protección. Encima de eso, estaba cansado y ya no me quedaban fuerzas. Me costaba caminar y lo hacia bien lento. Era como si el camino se me cayó encima esa mañana.Julio estaba cansado también y estaba un poco afectado de la espalda (la subida a Lubian fue bien fuerte y le afecto un poco) aunque de piernas y pies estaba bien. Pablo es el mejor que estaba de todos nosotros; obviamente cansado pero muy bien de los pies. De hecho, en ese momento le empezamos a llamar Pablo "el caballo" Rullan por su estamina y fuerza. Juan Antonio se sentía bien pero también sus piernas estaban dolidas e hinchadas.
Cuando llegamos a Tamicela (6 kilómetros), no pude mas. Cansado, sin fuerzas, y los pies hecho polvo tome la decisión de parar y descansar. La fuerte subida que nos esperaba ponía mas difícil la situación. Llame a un taxi de Laza para que me recogiera y me llevara al albergue de Xunqueria. Pablo y Julio en solidaridad se quedaron conmigo y pararon también. Juan Antonio estaba bastante al frente y no se entero que habíamos llamado un taxi. Se lo dijimos mas tarde por teléfono.
Fue una decisión bien fuerte, difícil, pero necesaria. El camino es fuerte y sacrificado; no es fácil. Hay que tratar lo máximo pero se llega a un punto. Necesitaba descansar el pie y recobrar fuerzas para seguir y poder caminar a la catedral de Santiago. Le agradezco a Pablo y a Julio que se quedaron conmigo y me apoyaron.
El taxista, Pepe, uno de dos taxistas que trabajan en Laza nos recogió en Tamicela. Unos minutos mas tarde me llamo Juan Antonio desde Alberguera (ya había llegado a ese Pueblo no muy lejos de Tamicela) y me dijo que el dueño de un bar del pueblo (bar del Peregrino) conocía un puertorriqueño que conoció en Barcelona y que aparentemente era yo. Describió a una persona que vivía en Barcelona (cerca), trabajaba en una multinacional, y otras cosa que menciono que Juan Antonio rápido dedujo que era yo. Le explique a Juan Antonio que estábamos en un taxi en dirección a Xunqueria y que me esperara allí en el bar.
Da la casualidad que cuando yo vivía en Barcelona hace 25 años, conocí a Lucas, un gallego, que tenia un bar en Esplugas de Llobregat muy cerca de donde yo vivía y a las afueras de Barcelona. Se había ido de Cataluña a Galicia (ya yo me había marchado de España) y después de varios traspiés, tropiezos, y varios proyectos, etc., termino montando un bar del peregrino en el camino. El lugar esta precioso lleno de conchas y "souvenirs" de todos los peregrinos que pasan por el bar. Al vernos, nos abrazamos efusivamente y no lo podíamos creer que después de 25 años no viéramos en Galicia y en esta circumstancia. Se acordó de la botella del ron Barrilito que le traje de Puerto Rico. Tengo todavía unos cuadros que el me vendió de un pintor gallego a un buen precio. No lo podía creer. Así es el camino; te sorprende cuando tu no lo esperas. Le deje la bandera de Puerto Rico que tenia colgada en mi mochila y Pablo le dio todos los coquis que tenia para que los repartiera. El nos dio un montón de "pins" de Santiago con la concha. Muy bonito. Nos despedimos y Pepe nos llevo a todos al albergue de Xunqueria. Cuando llegamos estaba cerrado pero Juan Antonio consiguió la llave de un bar cercano. Eran las 14:00.
Empezamos a lavar la ropa y descansar. A las 15:00 llego Agustin y pronto empezaron a llegar otros peregrinos. Se estaba llenando el albergue que estaba muy bien y muy completo. Comimos los bocadillos que teníamos en la mochila y el resto de la tarde descansamos. Yo necesitaba ese descanso. Empecé a escribir en mi libreta ( primero escribo los diarios en la libreta y luego los paso a el blog en la computadora) y descansar el pie.
Mas tarde, salimos al pueblo a cenar algo ligero. No habían muchas alternativas y paramos en un bar a comer bocadillos con un buen vino de la casa (Ribeiro). Regresamos al albergue y nos retiramos a dormir.
Hasta la proxima. Manuel
Cuando llegamos a Tamicela (6 kilómetros), no pude mas. Cansado, sin fuerzas, y los pies hecho polvo tome la decisión de parar y descansar. La fuerte subida que nos esperaba ponía mas difícil la situación. Llame a un taxi de Laza para que me recogiera y me llevara al albergue de Xunqueria. Pablo y Julio en solidaridad se quedaron conmigo y pararon también. Juan Antonio estaba bastante al frente y no se entero que habíamos llamado un taxi. Se lo dijimos mas tarde por teléfono.
Fue una decisión bien fuerte, difícil, pero necesaria. El camino es fuerte y sacrificado; no es fácil. Hay que tratar lo máximo pero se llega a un punto. Necesitaba descansar el pie y recobrar fuerzas para seguir y poder caminar a la catedral de Santiago. Le agradezco a Pablo y a Julio que se quedaron conmigo y me apoyaron.
El taxista, Pepe, uno de dos taxistas que trabajan en Laza nos recogió en Tamicela. Unos minutos mas tarde me llamo Juan Antonio desde Alberguera (ya había llegado a ese Pueblo no muy lejos de Tamicela) y me dijo que el dueño de un bar del pueblo (bar del Peregrino) conocía un puertorriqueño que conoció en Barcelona y que aparentemente era yo. Describió a una persona que vivía en Barcelona (cerca), trabajaba en una multinacional, y otras cosa que menciono que Juan Antonio rápido dedujo que era yo. Le explique a Juan Antonio que estábamos en un taxi en dirección a Xunqueria y que me esperara allí en el bar.
Da la casualidad que cuando yo vivía en Barcelona hace 25 años, conocí a Lucas, un gallego, que tenia un bar en Esplugas de Llobregat muy cerca de donde yo vivía y a las afueras de Barcelona. Se había ido de Cataluña a Galicia (ya yo me había marchado de España) y después de varios traspiés, tropiezos, y varios proyectos, etc., termino montando un bar del peregrino en el camino. El lugar esta precioso lleno de conchas y "souvenirs" de todos los peregrinos que pasan por el bar. Al vernos, nos abrazamos efusivamente y no lo podíamos creer que después de 25 años no viéramos en Galicia y en esta circumstancia. Se acordó de la botella del ron Barrilito que le traje de Puerto Rico. Tengo todavía unos cuadros que el me vendió de un pintor gallego a un buen precio. No lo podía creer. Así es el camino; te sorprende cuando tu no lo esperas. Le deje la bandera de Puerto Rico que tenia colgada en mi mochila y Pablo le dio todos los coquis que tenia para que los repartiera. El nos dio un montón de "pins" de Santiago con la concha. Muy bonito. Nos despedimos y Pepe nos llevo a todos al albergue de Xunqueria. Cuando llegamos estaba cerrado pero Juan Antonio consiguió la llave de un bar cercano. Eran las 14:00.
Empezamos a lavar la ropa y descansar. A las 15:00 llego Agustin y pronto empezaron a llegar otros peregrinos. Se estaba llenando el albergue que estaba muy bien y muy completo. Comimos los bocadillos que teníamos en la mochila y el resto de la tarde descansamos. Yo necesitaba ese descanso. Empecé a escribir en mi libreta ( primero escribo los diarios en la libreta y luego los paso a el blog en la computadora) y descansar el pie.
Mas tarde, salimos al pueblo a cenar algo ligero. No habían muchas alternativas y paramos en un bar a comer bocadillos con un buen vino de la casa (Ribeiro). Regresamos al albergue y nos retiramos a dormir.
Hasta la proxima. Manuel