Nos levantamos temprano y fuimos a desayunar a el bar el Roble. Jugo, tostadas, y café para todos excepto Julio, que le metió mano a huevos fritos con jamon y patatas. Agustin no lo creía. Dijo que era una locura comer así por la mañana y que a el no se le ocurriría comer así. Bueno, esto es la costumbre de muchos. Se de varios sitios en que el desayuno es bien fuerte y quizás la comida principal del día. El día estaba frió pero bonito.
Salimos hacia Bercenas de Valverde (14 kms) por una ruta cómoda. En ese lugar no había nada nos dijo una octogenaria del pueblo. Procedimos a seguir hacia Santa Croya de Tera (por el río Tera). Pablo tenia mucha hambre y salio como "cerdo ibérico en busca de bellotas". Se dio una perdida de doble pespunte (como diría el) ya que se tiro al primer pueblo que diviso sin mirar las flechas (camina con la cabeza mirando el suelo normalmente). Tuvimos que esperar 45 minutos a que regresara.
Llegamos a Santa Croya y tampoco había sitio para comer. El dueño del bar Vera nos dijo donde comprar alimentos y nos permitio consumirlo dentro del bar. Muy amable el señor. Comimos jamon, chorizo, lomo, y atún con pan incluyendo queso.
Después de comer, seguimos hacia Santa Marta de Tera donde pernoctamos ese día. El albergue municipal de Santa Marta estaba bien aunque un poco pequeño. Ya que la iglesia (catedral, como diría Julio) del pueblo la están renovando, el albergue se usa como centro de culto en forma temporal.
Después de asearnos, cenamos en el albergue las cosas que quedaban de lo que compramos en la tarde. En el camino, unas señoras que estaban recogiendo pimientos nos dieron unos pocos y Juan Antonio (que le gusta la cocina y es un buen cocinero) los preparo en el microhondas (no había mas nada) con sal, adobo, y aceite de oliva. Estaban deliciosos a pesar de mis originales dudas. Yo no soy muy fanático de los "micros"; solamente los uso para calentar. Después de cenar, nos retiramos a dormir.
Hasta la proxima. Manuel
Salimos hacia Bercenas de Valverde (14 kms) por una ruta cómoda. En ese lugar no había nada nos dijo una octogenaria del pueblo. Procedimos a seguir hacia Santa Croya de Tera (por el río Tera). Pablo tenia mucha hambre y salio como "cerdo ibérico en busca de bellotas". Se dio una perdida de doble pespunte (como diría el) ya que se tiro al primer pueblo que diviso sin mirar las flechas (camina con la cabeza mirando el suelo normalmente). Tuvimos que esperar 45 minutos a que regresara.
Llegamos a Santa Croya y tampoco había sitio para comer. El dueño del bar Vera nos dijo donde comprar alimentos y nos permitio consumirlo dentro del bar. Muy amable el señor. Comimos jamon, chorizo, lomo, y atún con pan incluyendo queso.
Después de comer, seguimos hacia Santa Marta de Tera donde pernoctamos ese día. El albergue municipal de Santa Marta estaba bien aunque un poco pequeño. Ya que la iglesia (catedral, como diría Julio) del pueblo la están renovando, el albergue se usa como centro de culto en forma temporal.
Después de asearnos, cenamos en el albergue las cosas que quedaban de lo que compramos en la tarde. En el camino, unas señoras que estaban recogiendo pimientos nos dieron unos pocos y Juan Antonio (que le gusta la cocina y es un buen cocinero) los preparo en el microhondas (no había mas nada) con sal, adobo, y aceite de oliva. Estaban deliciosos a pesar de mis originales dudas. Yo no soy muy fanático de los "micros"; solamente los uso para calentar. Después de cenar, nos retiramos a dormir.
Hasta la proxima. Manuel