Despues de dormir excelentemente bien (buena temperatura y un buen albergue) nos preparamos para la próxima etapa que pinta bien en kilometraje pero con dificultad alta. Salimos del albergue tarde y nos fuimos a desayunar a un bar cercano que nos dieron tostadas con : paté de hígado de cerdo, sobreasada, una mezcla de cerdo parecida a la jamonilla nuestra, mermelada, mantequilla -- todo eso con jugo de melocotón de botella y café (menta-poleo para Julio).
Salimos de Almaden por el camino que discurre junto a la plaza de toros. Seguimos por una vereda muy bonita flanqueada por fincas rurales hasta que llegamos a una fabrica de productos agrícolas cuando vimos un Jeep que se detuvo y el conductor nos dijo que estábamos mal y esa no era la ruta de la plata. ¡Nos habíamos perdido! Tuvimos que regresar casi un kilómetro para tomar el camino correcto. Bueno, perdimos como una hora pero asi es el camino, como nuestras vidas, lleno de sorpresas. A veces uno esta tan distraido por X o Y cosa y no se da cuenta el rumbo que escoge; lo bueno es rectificar a tiempo y coger la ruta correcta.
Nos metimos a una finca privada llena de encinas (la de las bellotas) y jaras por una vereda preciosa. Pasamos por rebaños de ovejas y corderos, granjas con el cerdo ibérico (cerdo con un color oscuro casi negro) y ganado en general.
Llegamos a un sitio que están montando unos tubos (me imagino para transportar agua) y tuvimos un percance. La excavadora cubria todo el camino y no se dieron cuenta que nosotros estábamos detrás. Por poco hubo un accidente ya que ellos no nos veian. Al final, el "digger" paro y yo pude pasar; Pablo paso también pero se cayó al brincar y se lastimo levemente la mano. Le pusimos los antibióticos correspondientes y una gaza ajustada con buen "tape" para que no se moviera. Julio no tuvo problemas.
Después de un largo recorrido (bastante bonito), vemos el Real de la Jara a la distancia y su castillo de origen árabe. El albergue esta al final del camino y estaba cerrado; eran las 16:00 y las llaves estaban en la oficina de turismo que abre a las 18:00. Dejamos a Pablo en el albergue vacío y fuimos al ayuntamiento a ver si tenían otra llave. Por casualidad nos encontramos con el alcalde que nos dijo que no podía hacer nada. Julio no entendió y le dijo que en Puerto Rico los alcaldes tienen autoridad para hacer cualquier cosa y no entiende como el alcalde del pueblo este no podía hacer nada. Estos son otros 20 pesos, como dirían en Borinquen y no vale la pena abundar sobre esto. Conseguimos la dirección de la persona de turismo (Angeline) y fuimos hasta la casa; no nos pudo atender.
Mirando el libro de referencia, nos dimos cuenta que otro alojamiento, muy cerca de la iglesia, estaba abierto y fuimos a verlo. La señora Conchita del hostal, la dueña, nos recibió y nos atendió muy bien. Además, cotizo un precio bien razonable y Pablo, nuestro tesorero a través de una llamada telefónica, estuvo muy de acuerdo. Nos sentimos como en casa.
El Real de la Jara debe su nombre al camino real que fue vía de comunicacion entre Andalucia y Extremadura hasta la construccion de la carretera N-630. Es un pueblo blanco como todos los de la sierra norte. Tiene alrededor de 1,800 habitantes.
Fuimos a comer a la casa cultural, el único sitio abierto para comer (muchos de los establecimientos del pueblo están cerrados por vacaciones) y, como siempre, tapeamos los platos locales: carne con tomate, gambas rebozadas, serranito (bocadillo de jamón ibérico). Nos bebimos vino tinto de Rioja que estaba muy bueno y a buen precio. El lugar estaba bien lleno con los locales.
Nos retiramos a dormir. Seguimos mañana. Manuel
Salimos de Almaden por el camino que discurre junto a la plaza de toros. Seguimos por una vereda muy bonita flanqueada por fincas rurales hasta que llegamos a una fabrica de productos agrícolas cuando vimos un Jeep que se detuvo y el conductor nos dijo que estábamos mal y esa no era la ruta de la plata. ¡Nos habíamos perdido! Tuvimos que regresar casi un kilómetro para tomar el camino correcto. Bueno, perdimos como una hora pero asi es el camino, como nuestras vidas, lleno de sorpresas. A veces uno esta tan distraido por X o Y cosa y no se da cuenta el rumbo que escoge; lo bueno es rectificar a tiempo y coger la ruta correcta.
Nos metimos a una finca privada llena de encinas (la de las bellotas) y jaras por una vereda preciosa. Pasamos por rebaños de ovejas y corderos, granjas con el cerdo ibérico (cerdo con un color oscuro casi negro) y ganado en general.
Llegamos a un sitio que están montando unos tubos (me imagino para transportar agua) y tuvimos un percance. La excavadora cubria todo el camino y no se dieron cuenta que nosotros estábamos detrás. Por poco hubo un accidente ya que ellos no nos veian. Al final, el "digger" paro y yo pude pasar; Pablo paso también pero se cayó al brincar y se lastimo levemente la mano. Le pusimos los antibióticos correspondientes y una gaza ajustada con buen "tape" para que no se moviera. Julio no tuvo problemas.
Después de un largo recorrido (bastante bonito), vemos el Real de la Jara a la distancia y su castillo de origen árabe. El albergue esta al final del camino y estaba cerrado; eran las 16:00 y las llaves estaban en la oficina de turismo que abre a las 18:00. Dejamos a Pablo en el albergue vacío y fuimos al ayuntamiento a ver si tenían otra llave. Por casualidad nos encontramos con el alcalde que nos dijo que no podía hacer nada. Julio no entendió y le dijo que en Puerto Rico los alcaldes tienen autoridad para hacer cualquier cosa y no entiende como el alcalde del pueblo este no podía hacer nada. Estos son otros 20 pesos, como dirían en Borinquen y no vale la pena abundar sobre esto. Conseguimos la dirección de la persona de turismo (Angeline) y fuimos hasta la casa; no nos pudo atender.
Mirando el libro de referencia, nos dimos cuenta que otro alojamiento, muy cerca de la iglesia, estaba abierto y fuimos a verlo. La señora Conchita del hostal, la dueña, nos recibió y nos atendió muy bien. Además, cotizo un precio bien razonable y Pablo, nuestro tesorero a través de una llamada telefónica, estuvo muy de acuerdo. Nos sentimos como en casa.
El Real de la Jara debe su nombre al camino real que fue vía de comunicacion entre Andalucia y Extremadura hasta la construccion de la carretera N-630. Es un pueblo blanco como todos los de la sierra norte. Tiene alrededor de 1,800 habitantes.
Fuimos a comer a la casa cultural, el único sitio abierto para comer (muchos de los establecimientos del pueblo están cerrados por vacaciones) y, como siempre, tapeamos los platos locales: carne con tomate, gambas rebozadas, serranito (bocadillo de jamón ibérico). Nos bebimos vino tinto de Rioja que estaba muy bueno y a buen precio. El lugar estaba bien lleno con los locales.
Nos retiramos a dormir. Seguimos mañana. Manuel